La Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) presentó la edición 2024 de su reporte sobre consumo hídrico en la minería del cobre, documento que abarca la mayor parte de la producción nacional y que confirma cambios relevantes en la gestión del recurso.
Según el estudio, el 71 % del agua utilizada proviene de recirculación o recuperación interna, consolidándose como la principal fuente para las operaciones mineras del país.
El informe indica que el consumo hídrico total aumentó 2,7 %, mientras que la producción de cobre fino creció 4,8 %, lo que refleja un uso más eficiente del recurso por tonelada producida. Paralelamente, la extracción de agua de mar subió 14,7 %, impulsada por nuevas plantas de desalinización y captación directa; y el uso de agua continental disminuyó casi 9 % en una década, marcando una transición sostenida hacia fuentes menos sensibles.
Tendencias 2024 en el consumo hídrico minero
Cochilco detalla que el consumo operacional llegó a 18,13 m³/s, cifra influida por la menor ley del mineral y una mayor demanda en procesos como molienda y flotación. Más del 80 % del uso total se concentra en operaciones de concentración y manejo de relaves, etapas críticas en la cadena productiva.
En su explicación metodológica, el organismo señaló que parte del aumento en el consumo y la extracción total responde a un cambio en la forma de medir el balance hídrico, incorporando variables como precipitaciones y escorrentías que ingresan al sistema.
“Este ajuste metodológico busca alinear la reportabilidad con estándares internacionales. La incorporación de nuevos flujos de entrada permite una medición más representativa del balance hídrico real de la minería chilena”, indicó Cochilco en la presentación del documento, subrayando que la actualización es necesaria para evaluar con precisión las tendencias del sector.
A nivel territorial, Antofagasta concentró el 47 % de las extracciones, reforzando su posición como el principal polo productivo y el mayor usuario de agua de mar en faenas de gran escala. En contraste, Atacama mantiene seis años de disminución en la extracción de agua continental, reflejando un avance progresivo hacia alternativas más resilientes en escenarios de mayor presión hídrica.
Impacto territorial y desafíos para una matriz hídrica más resiliente
El reporte subraya que, aunque existen avances claros en desalinización, recirculación y eficiencia, persisten desafíos estructurales relacionados con la disponibilidad del recurso, la variabilidad climática y la presión por parte de los territorios.
“La industria enfrenta un escenario donde la eficiencia hídrica, la trazabilidad y la gestión integral son claves para sostener la producción. El cumplimiento de metas ambientales y operacionales requerirá profundizar en tecnologías y sistemas de monitoreo”, advierte Cochilco, enfatizando la necesidad de fortalecer las capacidades de gestión hídrica en zonas con mayor estrés.
El balance general confirma una tendencia definida: la minería chilena avanza hacia una matriz más diversificada y menos dependiente de fuentes continentales.
“La transición hídrica no es solo un requisito regulatorio o ambiental; es un elemento estratégico para mantener la continuidad operacional en contextos de menor ley y mayor incertidumbre climática. Las cifras de 2024 muestran que el sector ya se está adaptando”, plantea el informe.
Con ello, el documento se convierte en una hoja de ruta para entender cómo la minería está ajustando sus modelos de abastecimiento hídrico en un escenario de demanda creciente, nuevas exigencias territoriales y un contexto climático que presiona la búsqueda de soluciones sostenibles.
