Por Jorge Roco. Gerente de Negocios y Transformación de Keypro Ingeniería
En el mundo de la minería, hablar de innovación ya no es una opción, sino una necesidad. La industria enfrenta desafíos crecientes: condiciones ambientales complejas, exigencias regulatorias estrictas y una presión constante por producir de manera más eficiente y sustentable. En este contexto, la ciencia y la ingeniería deben asegurarse en la práctica.
Desde nuestra experiencia, como empresa de ingeniería -con más de dos décadas acompañando a la gran minería chilena-, hemos aprendido que la innovación solo cobra sentido cuando puede aplicarse, cuando pasa del laboratorio al terreno. Es lo que llamamos “hacerla construible”. Porque una buena idea, si no puede convivir con las condiciones reales de una faena, simplemente no transforma.
Durante mucho tiempo, el mundo académico y la industria minera avanzaron por caminos paralelos. Las universidades generan conocimiento valioso, desarrollan nuevas tecnologías, modelos de eficiencia y soluciones sustentables. Pero a menudo esas ideas quedan atrapadas en el ámbito teórico, sin alcanzar su máximo potencial. El desafío hoy está en transformar la investigación en proyectos reales.
Esa convicción nos llevó a establecer convenios de colaboración con universidades como la Usach y la Católica de Valparaíso. Porque más allá de la firma de los acuerdos, lo importante es lo que ocurre después, pues el verdadero trabajo comienza cuando compartimos necesidades concretas y transformamos esas ideas en proyectos reales.
En esa línea, ya estamos coordinando acciones conjuntas con las universidades, impulsando una colaboración práctica y continua entre la academia y la industria. Sin duda, creemos en una relación donde ambos mundos se retroalimentan: la academia aporta su capacidad de investigación y pensamiento crítico; la empresa entrega su conocimiento técnico y su comprensión del terreno. Juntos, en consecuencia, podemos diseñar soluciones innovadoras y viables.
Otro aspecto clave es la participación de estudiantes. Cada año, en nuestra firma, abrimos nuestras puertas a jóvenes memoristas y practicantes que se integran directamente en proyectos reales. Su energía y curiosidad son un motor esencial de cambio. Y al mismo tiempo, esta experiencia les permite comprender cómo la ingeniería aplicada genera impacto directo.
Desde esta perspectiva, el futuro de la minería depende de nuestra capacidad para colaborar, de transformar la teoría en acción, la idea en proyecto, y el proyecto en mejoras tangibles para la industria y los territorios. En definitiva, la verdadera innovación es la que genera valor y cambia paradigmas.
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